Mes de agosto, un mes de lindos recuerdos de infancia,
Sin lugar a dudas para mi generación no pasa desapercibido por sus innumerables intentos, fracasos,
pérdidas y vueltas que representa el hablar de las cometas.
Actividad que sin lugar a duda ha trascendido de generación en generación, algunos con
mayor experticia y otros con mayores habilidades han dejado en alto sus
talentos con tan colorida actividad.
Hoy en día, infundir esta actividad en algunas edades no genera la misma alegría ni la
expresión de deseo por desarrollar, armar o poder como dice el argot popular,
“echar cometa”. La tecnología, ha venido reemplazando a pasos agigantados esta
hermosa práctica, es más recurrente ejercerla en edades más cortas y en la
busca desesperada de algunos padres por sacar a sus pequeños de las redes
sociales y el celular.
No obstante, el furor por esta actividad no se desvanece,
se tecnifica, se innova y se recarga mediante sofisticadas maquinas que
mediante hélices, motores y controles que se engranan para hacer que
maravillosos vehículos no tripulados puedan propulsarse y mantenerse en el
aire.
Por Milena Hernández